viernes, 6 de mayo de 2016

Cartas de un escritor enamorado #7

Madrid, 17/11/1935

Querida Isabella:
Estabas tan dolida en tu última carta que tus dulces palabras conmovieron mi corazón. No te aflijas, no te apenas, por favor, mi dulce ángel; tengo la solución a nuestros problemas. En tu carta me decías que sí, que necesitamos un plan para poder estar juntos pero que no logras imaginarte cómo podríamos hacerlo. Lo dejaste todo en mis manos, confiaste ciegamente en mí y yo no te he defraudado. Tengo un plan ideal gracias al cual podremos pasar el resto de nuestros días juntos, sin escondernos, sin secretismos, siendo una pareja más en la multitud.
Mi dulce princesa de cuento. Mi ángel caído del cielo.
Por fin podremos ser felices y vivir nuestro amor libremente. Por fin, tras tantos meses esperándolo, todo aquello con lo que hemos soñado se hará realidad. Por fin estaremos juntos.
En una de tus anteriores cartas me confesaste que tan solo una persona de tu entorno sabía nuestro secreto y que esa persona es el ama de llaves, la cual te ha criado como a su propia hija. Precisaremos de su ayuda y total confianza para el plan que he maquinado.
Para estar siempre juntos; ¡nos fugaremos a Francia! ¿No crees que es increíble? ¡Seremos como personajes de novela! ¿No es maravilloso?
Mi idea es irnos a Marsella donde conozco a un editor muy amigo mío el cual siempre me ha insistido mucho para que vaya a vivir allí a trabajar con él ya que es un gran admirador de mi obra. Él nos dejaría vivir en su hogar durante unas semanas hasta que, con mis ahorros, podamos comprar una casa donde formar nuestra familia. Nuestra boda tendríamos que organizarla rápido para poder mudarnos juntos lo antes posible, no puedo esperar para ser tu marido y que tú seas mi esposa. La celebración sería sencilla; tan sólo tú, yo y un par de testigos ya que yo no tengo familia y es mejor no contárselo a la tuya hasta que estemos esperando a nuestro primer hijo, así tan solo les quedará resignarse a lo inevitable. ¿Qué te parece? ¡Oh, mi dulce Isabella, espero que estés tan ilusionada como yo lo estoy ante esta idea!
¡Pero si aún no te he contado la parte más difícil, tonto de mí! Primero te relataré lo que yo debo hacer y después tu parte,
     Yo acudiré en una fecha, que ya acordaremos, a Barcelona excusándome ante la editorial y ante mis amistades que debo atender a unos asuntos familiares, Una vez allí, te dejaré una carta en la puerta de tu casa dirigida al ama de llaves; en la carta te explicaré dónde me alojo y te entregaré dos billetes de tren. El último día que me quede en la ciudad mandaré mi carta de dimisión a la editorial para que les llegue cuando ya estemos fuera del país. Luego nos reuniremos en la estación de tren de Barcelona donde nos subiremos a uno dirección Gerona y, desde allí, ese mismo día tomaremos otro tren el cual nos llevara a Montpellier. Una vez ahí cogeremos un coche, dirección a Marsella, que mi amigo y editor habrá dejado preparado para nosotros. Aunque parezca muy complicado todo esto lo he pensado por una buena razón: que sea imposible seguirnos el rastro.
     Tu parte es quizás la más difícil por el siguiente motivo: debes fingir que has cambiado de opinión sobre el matrimonio arreglado por tu padre y debes mostrarte ilusionada con los preparativos de la boda, así todo el mundo estará ocupado organizándolo todo y gozarás de cierto margen de invisibilidad del cual nos aprovecharemos. Sé que esto resultará difícil para ti, créeme cuando te digo que me dolerá imaginarte paseando del brazo de ese hombre, pero es lo que tienes que hacer para poder estar siempre juntos. El día en el que tendremos que coger el tren finge que tienes que ir a hacer unos recados para la boda y que precisaras la ayuda del ama de llaves para cargar con las cosas, como todo el mundo estará ocupado, ya que será cerca de la fecha de tu boda, nadie te impedirá ir sola. Te recomiendo que te lleves una maleta pequeña con lo indispensable para no levantar sospechas, ya te compraré yo en Marsella todo lo que quieras.
Estoy muy ilusionado con la idea de fugarnos y espero impaciente tu respuesta. Eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida, das sentido a mi existencia y pensar que pronto estaremos juntos para siempre hace que el corazón se me quiera salir del pecho.

Últimamente todos mis poemas son sobre ti. Me pregunto si los publicarán allá en Barcelona y si tú, mi dulce musa, alguna vez los lees.
Pronto nos veremos, te lo prometo mi dulce diosa.
Con todo el amor con el que es posible amar. 
                Siempre tuyo, pronto juntos,
Fernando.          


No hay comentarios:

Publicar un comentario