lunes, 31 de agosto de 2015

Sueños #1

Ella estaba plácidamente recostada en su asiento del avión leyendo una revista cuando una sombra de una lejana nube, que momentáneamente escondió el sol, pasó por su ventana. Eso la hizo salir de su ensoñación y detener su lectura para observar el maravilloso paisaje que sobrevolaba. Una pequeña isla acabada en afilados acantilados salpicados por la blanca espuma de las olas que allí rompían y rodeada de la dorada aura del atardecer.
Ensimismada por semejante visión cogió su teléfono móvil para inmortalizar aquel mágico paisaje cuando un leve ronquido hizo que se girase a su izquierda para descubrir a quien lo había producido.
No podía creer lo que sus ojos le mostraban. A su izquierda sentado estaba él, la única persona capaz de hacerle sentir cosas maravillosas. Aquel que producía en ella un inefable sentimiento de amor puro y verdadero.
Maravillada ante su imagen adormilada abandonó la tarea de fotografiar el paisaje que se aprecia por su ventanilla para fotografiar a algo mucho más bonito, a él.
Él a la segunda fotografía se despertó perezosamente y la observó.
Ella sonrió y siguió con la sesión fotográfica a lo que él respondió poniendo caras divertidas.
Ella pensó que jamás un viaje fue tan maravilloso y que él hacía incluso de las tareas más tediosas una actividad encantadora.
Se fundieron en un fuerte abrazo mientras la luz dorada de los últimos rayos de sol los rodeaba creando un ambiente terriblemente romántico.
Cuando ella se dio cuenta de que todo era un sueño y de que él realmente no estaba a su lado apenas pudo contener las lágrimas.
Lo quiere tanto que duele.
                   
                                              -Expresivísima.

jueves, 27 de agosto de 2015

Cartas de un escritor enamorado #2

                                      Madrid, 20/02/1935.
Querida Isabella;
Desde que hace dos semanas aquel nublado día te fuiste no he vuelto a saber nada más de ti.
No sé si mi anterior carta no te ha llegado o si no me has querido contestar.
¿Por qué me haces esto? ¿Acaso no ves lo que sufro?
Es un auténtico sin vivir, Isabella... mi amada Isabella. No sé si estás bien o si te ha pasado algo y por ello no me puedes responder. Espero, por Dios, que no te haya pasado nada malo... si eso fuera así juro que moriría.

Mi ángel caído del cielo. Mi dulce princesa de cuento.

Estoy empezando a perder el juicio. Ya no sé ni qué pensar ni qué creer.
Ardo en deseos de que me escribas. Cada tarde, cuando viene el cartero, muero porque me entregue tu tan deseada carta y, cada tarde, cuando no me la da, muero de nuevo.

A veces me consuelo pensando que tal vez todo sea por obra de tu padre. Quizás mi anterior carta, por algún mal juego del destino, cayó en sus manos y éste te prohibió contestar. ¡Oh!, ¡cuan desgraciado sería si eso hubiera ocurrido! ¡Cuánto habrías tenido que sufrir por culpa de tu progenitor!

Isabella, mi querida Isabella, por favor, por mí y por lo que más quieras, respóndeme. No sabes cuánto deseo una carta tuya.

Con toda mi alma y mi corazón, siempre tuyo,
                                            Fernando.

lunes, 17 de agosto de 2015

Recuerdos

Piel salada
de estar nadando
en el Mediterráneo
La Luna blanca
en el oscuro cielo
estrellado
Arena fina
blanca y suave
bajo mis pies
Agua caliente
y olas rompiendo
Y tú
junto a mi
acariciándome
besándome
abrazándome...
Envolviéndome con tus brazos
para que el frío
no se me adhiera
a la piel salada
y mojada
de estar nadando
en el Mediterráneo
Juegos
risas
carreras
fotos...
recuerdos
sabor salado
de estar nadando
en el Mediterráneo.


-Expresivísima                                           

Querer y no poder.

El querer y no poder nunca lo debemos confundir con el poder y no querer. De nombre parecido, es, a simple vista, practicamente lo mismo, pero dos cosas bien distintas son.
El poder y no querer, caprichoso capricho de los caprichosos. Poder tener cualquier cosa imaginable. Poder alcanzar a cualquier persona viviente. Poder acaparar todo aquello posible. Pero no quererlo. ¿Porqué? Por capricho, por terquedad, por imbecilidad.
¡Ay! ¡Cuánto los envidio yo! No envidio lo que pueden tener sino que pueden tenerlo.
Sólo quiero eso. Tener. Tenerte. A ti. Sólo te quiero a ti junto a mí.
Esto es el querer y no poder.
Quiero tenerte a mi lado. Pero no puedo, estás lejos.
Quiero vivir cada segundo que me queda junto a ti. Pero no puedo, estás lejos.
Quiero que nuestra piel sea la última frontera,  la única barrera que nos separe. Pero no puedo, estás lejos.
Quiero besarte en cualquier momento, como las parejas normales... Al despertarme junto a ti quiero darte un beso de buenos días; al decirte que te amo, un tierno beso; al reírme con tus bromas, uno tímido; a lo largo del día un millón y uno más de dulces besos cargados de fuertes sentimientos; y, por último, al ir a dormir, un largo beso de buenas noches.
Pero no puedo, estás lejos.
Por eso nunca se deben confundir el poder y no querer con el querer y no poder. 



-Expresivísima                       

jueves, 13 de agosto de 2015

Cartas de un escritor enamorado #1

                                     Madrid; 13/02/1935.

Querida Isabella;
Desde la primera vez que te vi no paro de pensar en ti. No puedo, por mucho que lo intente, cesar de recordar tu tímida sonrisa, tus hipnotizadores ojos dorados y las melódicas ondulaciones de tu voz en las que tanto me gusta perderme.
No puedo parar de pensar en la primera vez que te vi con tu precioso vestido blanco de encaje, semejabas la mismísima Afrodita personificada.
No ceso de volver a aquel primer café que compartimos, ni en los diez siguientes con sus diez correspondientes noches charlando hasta el amanecer.
Jamás me había pasado algo así con nadie y sé que no me volverá a pasar; porque tú eres única, porque tú eres especial.
Quiero pasarme el resto de mi existencia a tu lado, quiero que todo mi mundo gire en torno a ti. Si tan sólo tu padre me dejara ir a verte... No me gusta vernos a escondidas pero prefiero eso a perderte.
Deseo con fervor que llegue el día en que podamos compartir nuestra vida. Ansío que te acuestes todas las noches a mi lado y que te despiertes junto a mí. Quiero que tu voz sea lo último que escuche por la noche y lo primero por la mañana y que te acuestes sabiendo cuánto te amo y te levantes conocedora de cuánto te adoro.

Mi ángel caído del cielo. Mi dulce princesa de cuento.

A veces me pregunto si eres real o tan sólo una ensoñación. Si no eres real, si, por desgracia, eres un hermoso sueño, jamás quiero despertar.
Dime,  Isabella, mi amada Isabella, ¿qué debo hacer para que comprendas lo mucho que te amo? Dicen que si sueñas con alguien es amor verdadero y yo no ceso de soñar contigo... tanto durmiendo como despierto
¿Sueñas tú conmigo? ¿Es mi amor correspondido?
Sueño con el día en que te vi por primera vez, con cuando rocé tu suave piel y con como te sonrojaste. Pero también sueño con nuestra despedida. Odié con todo mi ser verte marchar aquel nublado día, contigo se fue mi alma, cuidala bien, depende de ti.
A veces también sueño con cómo será la próxima vez que nos veamos. Ansío tanto que llegue ese día.
Dime, Isabella, mi querida Isabella, ¿cuándo volverás a Madrid?, ¿cuándo a Barcelona podré ir?
Deseo verte y no puedo esperar.

Con todo mi corazón,
                                         Fernando.

domingo, 9 de agosto de 2015

¿Alguna vez has disparado una pistola de verdad?



Sí. Fue una noche lluviosa, la densa niebla cubría el húmedo suelo de aquel lejano páramo. Había pensado en aquel día durante meses. Tenía la excusa perfecta para llevarlo hasta allí. "Tenemos que hablar" le dije "ven a las doce". A las once y media
 él ya estaba allí, impaciente. Seguro que creía que iba a perdonarle. Pobre iluso. Le iba a perdonar, sí, pero a mi manera. Y para siempre... Me costó mucho tiempo
 comprar aquella pistola pero me costó mucho más pensar algún lugar para poder llevar
 a cabo mis planes. En cuanto llegué me di cuenta de lo nervioso que estaba él. Sin embargo yo estaba
 muy tranquila. Lo tenía todo premeditado. Lo llevé al lugar más alejado de la carretera.
 Él comenzó a pedirme perdón y a decirme cuánto me amaba. Sonreí y saqué el arma. Se dio cuenta de mis planes. Intentó huir pero mi bala fue más rápida. Lo llevé tras unos
 arbustos donde esa misma tarde había hecho un agujero para enterrar el cuerpo. Tuve
 que agrandarlo un poco ya que no lo había medido bien. Metí el cuerpo, estaba rígido
 y muy frío pero eso no me importó. Después cogí la pala y eché tierra encima suya. Volví al coche. Mientras conducía a casa me sentía muy bien. Por fin había conseguido
  perdonarle.  
La venganza es un plato que se sirve frío, tan frío como un cadáver.

                                                                                          -Expresivísima.
Jamás me imaginé escribiendo un blog, pero aquí estoy.
Antes de comenzar a publicar quiero darle la bienvenida a los futuros lectores y pedirle disculpas adelantadas por mi ineptitud con todo lo relacionado con ordenadores y tecnología.
Con esta página no pretendo hacerme famosa, ni ganar millones, ni nada por el estilo. Tan solo quiero desahogarme, escribir todo lo que me atormenta para aliviar mi mente y todo lo que pienso para que no caiga en el olvido.
Espero sinceramente que lo que aquí leáis os cause algún tipo de emoción, que despierte  en vosotros algún sentimiento, que no pase desapercibido; porque eso es el arte y eso es lo que yo quiero.
Y dicho todo esto te dejo a solas con mis pensamientos para que os conozcáis mejor.
Hasta la próxima.
                                                                                                      -Expresivísima.