jueves, 13 de agosto de 2015

Cartas de un escritor enamorado #1

                                     Madrid; 13/02/1935.

Querida Isabella;
Desde la primera vez que te vi no paro de pensar en ti. No puedo, por mucho que lo intente, cesar de recordar tu tímida sonrisa, tus hipnotizadores ojos dorados y las melódicas ondulaciones de tu voz en las que tanto me gusta perderme.
No puedo parar de pensar en la primera vez que te vi con tu precioso vestido blanco de encaje, semejabas la mismísima Afrodita personificada.
No ceso de volver a aquel primer café que compartimos, ni en los diez siguientes con sus diez correspondientes noches charlando hasta el amanecer.
Jamás me había pasado algo así con nadie y sé que no me volverá a pasar; porque tú eres única, porque tú eres especial.
Quiero pasarme el resto de mi existencia a tu lado, quiero que todo mi mundo gire en torno a ti. Si tan sólo tu padre me dejara ir a verte... No me gusta vernos a escondidas pero prefiero eso a perderte.
Deseo con fervor que llegue el día en que podamos compartir nuestra vida. Ansío que te acuestes todas las noches a mi lado y que te despiertes junto a mí. Quiero que tu voz sea lo último que escuche por la noche y lo primero por la mañana y que te acuestes sabiendo cuánto te amo y te levantes conocedora de cuánto te adoro.

Mi ángel caído del cielo. Mi dulce princesa de cuento.

A veces me pregunto si eres real o tan sólo una ensoñación. Si no eres real, si, por desgracia, eres un hermoso sueño, jamás quiero despertar.
Dime,  Isabella, mi amada Isabella, ¿qué debo hacer para que comprendas lo mucho que te amo? Dicen que si sueñas con alguien es amor verdadero y yo no ceso de soñar contigo... tanto durmiendo como despierto
¿Sueñas tú conmigo? ¿Es mi amor correspondido?
Sueño con el día en que te vi por primera vez, con cuando rocé tu suave piel y con como te sonrojaste. Pero también sueño con nuestra despedida. Odié con todo mi ser verte marchar aquel nublado día, contigo se fue mi alma, cuidala bien, depende de ti.
A veces también sueño con cómo será la próxima vez que nos veamos. Ansío tanto que llegue ese día.
Dime, Isabella, mi querida Isabella, ¿cuándo volverás a Madrid?, ¿cuándo a Barcelona podré ir?
Deseo verte y no puedo esperar.

Con todo mi corazón,
                                         Fernando.

2 comentarios: