miércoles, 7 de diciembre de 2016

Quise querer.

Iba a escribir un poema de amor, pero no tengo a quien cantar.
Iba a escribir unos versos de corazón roto, pero no tengo a quien dejar de amar.

Créeme cuando te digo que yo quería quererte. Pero, no querer, lo más lógico resultó ser.
Quiéreme cuando te digo que intentaba creerte. Pero, no creer, lo más sabio resultó ser.
Ansiaba que me ayudaras a olvidar un bien mayor, un mal mayor... No fue así. Te miraba y, en lugar de verte a ti, me atropellaba mi pasado. Te pensaba y, en lugar de hallarte a ti, me atormentaban los recuerdos.
Quería quererte, de corazón, incluso creí haberlo conseguido varias veces. No fue así. Me duraste lo mismo que un buen libro y un café. No puedo ni darte las gracias por nuestro tiempo juntos porque ni tuvimos ni quisimos tener. Ahora estoy colocando el libro de vuelta en la librería. Ahora el café está frío. Ahora entiendo las canciones de Joaquín Sabina. Ahora los versos de Pedro Salinas se harán míos.
Ya no escribo poemas de amor cargados de melancolía.
Ya no se construyen mis versos de palabras frías.

Yo quería quererte, pero no quería lo que tú me podías dar. Un amor corriente con sus corrientes besos, sus corrientes despedidas, sus corrientes enfados, sus corrientes caricias. Sentimos mucho, sí, pero de nada sirve.
¿Te eché de mi vida o te fuiste tú? Ambos pusimos de nuestra parte para construir kilómetros y segundos entre nosotros.
No me niegues lo que ya sé. Nunca me quisiste, no temas decirlo, no me harás daño, yo tampoco nunca te he querido.

Iba a escribir un poema de amor, pero no tengo a quien cantar.
Iba a escribir unos versos de corazón roto, pero no tengo a quien dejar de amar.

Y no pudo ser. Nunca pudo haber sido. Y, menos mal que no fue. Porque yo ya me he ido.
El frío recorre la piel. La sangre nunca llega a aparecer,
El frío recorre la piel. Creo que comienzo a perecer.
Te observo y ya no te veo. Te pienso y ya no estás. No te quiero ni mirar. Dime, ahora, ¿qué harás?
A veces me recreo pensando en el "y si". A veces me encanta imaginar nuestro quizás. En todos nuestros hipotéticos futuros algo acaba saliendo mal. Por eso, siempre me digo que nosotros, juntos, jamás. Sin embargo, algo me empuja a ti. Tus brazos, me llaman. Tus labios me aclaman. ¿Por qué? dirás. Simple. Porque quiero querer. Quiero un amor de canción. Un amor en el que sienta mucho y poca sea su duración. Para eso tú eres el indicado.
Lástima que no te crea.
Lástima que no te quiera.




-Expresivísima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario